¿Qué deseo, qué espero?
Poseer es absurdo.
Nada en mano, ciento volando en plácido vuelo.
Cien pájaros volando.
Ellos me llaman con su canto.
No quiero agarrarlos.
Quiero que me enseñen a volar.
¿Hay algo más excitante que el despliegue cinético de un deseo?